La opresión de lo bello
A continuación las respuestas que dio Roberto Pérez-Franco al cuestionario de Fulvia Morales del Castillo, para la Antología "Cuento que te quiero cuento".
1. Háblenos brevemente acerca de su muy particular concepción del cuento como género literario.
Creo que la prosa breve del cuento le concede una fuerza única, que es difícil de conseguir en la extensión de la novela y la abstracción de la poesía. Un buen cuento jamás se olvida; las palabras se borrarán de la mente, pero la sensación que nos causa dura toda la vida.
2. ¿Por qué escribe cuentos y, entre los que hasta el momento ha publicado, cuáles son sus preferidos y por qué?
Dedico al ejercicio del cuento mayor energía y tiempo que a otros géneros porque siento que su contundencia comunica más fielmente las emociones e ideas que apremian el corazón de quien lo escribe. De los que he publicado hasta ahora, mi favorito es La Intrusa, porque creo que combina inminencia y sorpresa. El preferido de los críticos, sin embargo, es el cuento Vida, que escribí hace muchos años.
3. ¿Cómo es su ingreso al mundo literario, como lector y como escritor?
Empecé leyendo cuando niño. Los libros fueron mis compañeros de infancia. Un amigo de mi padre, Eustorgio Chong Ruiz, escribió cuentos sobre La Heroica Villa que son como perlas para los que la conocemos. Estos textos me fascinaron y me obligaron a escribir en ese estilo para desahogar la opresión de lo bello en el espíritu, de la brisa de verano, del violeta al anochecer.
4. ¿Podría comentarnos cuál es su visión de la actual cuentística nacional y cuáles sus expectativas con respecto a su desarrollo?
El cuento ha florecido en Panamá en las últimas décadas, en parte gracias a la labor incansable de Enrique Jaramillo Levi. Su desarrollo promete dar muchos más frutos, sobre todo por la afluencia de buenos cuentistas jóvenes, los cuales podrán cultivar su estilo durante décadas de práctica hasta alcanzar en la madurez un nivel de excelencia que supere las expectativas de un país pequeño como Panamá.
5. Todo escritor es necesariamente un atento lector. ¿Cuáles son las obras que más aprecia, ya sea porque lo ayudaron a formarse o simplemente porque dejaron una huella importante en su desarrollo intelectual y humano?
Mis cuentos favoritos vienen de las plumas de Edgar Allan Poe, Jorge Luis Borges, Raymond Carver, Frank O'Connor, Shirley Jackson, Ann Beattie, Heinrich Böll, Dorothy Parker y Katherine Mansfield, entre muchos otros. El cuento es inagotable, y la amplísima muestra de obras maestras de la cuentística moderna son evidencia de ello.
6. A su juicio, ¿por qué resulta fundamental que, desde pequeños, se inculque la lectura de buenas obras literarias a los jóvenes? ¿Qué hace realmente la literatura por alguien que empieza a asomarse al mundo?
La literatura tiene que ser placentera, y no sé hasta qué punto puede ser impuesta: el ejemplo es el mejor maestro. Si el niño ve que sus mentores disfrutan de la lectura, y que hay libros en su entorno, encontrará en ellos refugio y solaz. El propósito de la literatura es el placer espiritual. Si no regocija el alma, una obra literaria no ha cumplido su propósito. La literatura agrega profundidad, y un sentido de magia, a lo cotidiano.
7. ¿Qué le recomendaría a los jóvenes que desde temprana edad sienten una inclinación hacia la escritura creativa; o en general, a cualquiera persona sensible que, por alguna razón, aún no ha entrado de lleno al mundo de los buenos libros?
Los invitaría a experimentar. Estudios de la mente indican que una década de trabajo es necesaria para adquirir la maestría de un campo del quehacer humano. Algunos escritores jóvenes se desaniman al ver que sus primeros textos no llenan sus expectativas. Esto es un error. El escritor nunca termina de aprender, y debe ser paciente, leer con avidez a los mejores escritores, y estudiar su fondo y su forma.
13/Nov/2006