Por buen camino
El siguiente texto corresponde a una entrevista que Carlos Atencio-Atencio, editor de la revista literaria Palabras Sueltas, realizó a Roberto Pérez-Franco en febrero de 2005. Parte de esta entrevista apareció publicada en el cuarto número de dicho medio, en marzo de 2005.
Roberto Pérez-Franco nace en 1976 en Chitré. Con tres obras publicadas, se ha mantenido como el más joven de los cuentistas panameños de antología durante los últimos ocho años. Tras culminar sus estudios de logística en MIT, ha retomado la pluma dispuesto a superar una sequía literaria de un lustro sin nuevas publicaciones.
¿Cuál fue el primer paso que diste como escritor?
El primer paso fue leer. Crecí en la biblioteca de mi casa, admirando a los genios del pasado; esto determinó mi perspectiva de la vida. Leía constantemente, pues la presencia de los libros me hechizaba. Los cuentos santeños de Eustorgio Chong Ruiz, amigo de mi padre, me fascinaron. El segundo paso fue escribir. Ensayé narraciones cortas al estilo de aquel. El resultado fue mi primer libro, publicado a los 17 años.
¿Te sientes satisfecho con lo que has escrito?
Como escritor, no. De lo que he firmado hasta ahora, nada merece aparecer en libros de literatura, con la excepción de un par de cuentos, artículos y poemas. Pero como persona, estoy satisfecho. Desarrollar la técnica y el estilo propio lleva tiempo, y creo que voy por buen camino. Aparezco en cinco antologías como el cuentista panameño más joven. Ahora busco producir narrativa de calidad consistente: buena literatura.
¿De tus tantos cuentos, cuál crees que es el mejor logrado?
Aunque el más antologado es Cierra tus ojos por su menor longitud, Vida es muy superior al resto de mis cuentos. Hay un fragmento de ese cuento en el cual describo cómo un niño campesino define 'vida', que es muy emotivo. Mi amor de padre no me impide ver los defectos de mis cuentos anteriores, especialmente los primeros. Sin embargo, presiento que los mejores cuentos de mi bibliografía están todavía por nacer.
¿Seguirás en la narrativa corta?
Sí. Estoy enfocando mis esfuerzos literarios en el perfeccionamiento del cuento como mi género principal. Comparto la idea de Borges de que la narrativa corta, por su extensión reducida, se presta mejor al perfeccionamiento. La prefiero por su contundencia. Intento algo de poesía, pero como secreción del espíritu, ésta no puede forjarse, a diferencia del cuento (que se manufactura, como la tela de una araña).
¿Por qué no la novela?
Primero, porque no me hace falta: el cuento me satisface. Segundo, porque el volumen de la novela requiere más tiempo del que actualmente puedo brindarle. Escribir (incluso leer) un libro del talle de La Regenta de Clarín está fuera de mi presupuesto temporal. Aunque podría escribir alguna novela corta en el futuro, no veo por el momento ninguna novela larga entre mis intereses literarios.
¿Qué piensas hace falta en Panamá para que la literatura crezca?
Hace falta que los nuevos escritores aspiren a la perfección, aunque luzca inalcanzable. El cuento es el género más maltratado en Panamá: no hay otro con más publicaciones de baja calidad (mea culpa). Debemos leer a los genios. Borges y Poe, por ejemplo, tienen múltiples cuentos inmejorables y son un buen referente. Igualmente, falta una crítica más honesta y letrada, que evite la adulación fácil y el ataque sanguíneo.
¿Qué cuento panameño tiene buenos recursos narrativos?
A orilla de las estatuas maduras, de Rogelio Sinán, es el único cuento perfecto que he leído hasta ahora en la literatura panameña. Su principal virtud es el impecable manejo de múltiples perspectivas: la narración arranca desde el punto de vista de un niño travieso, luego pasa al de un sacerdote, y termina vista por tres muchachas desnudas. El diestro uso de reminiscencias y del ambiente, y el tejido de la trama, lo hacen una joya.
¿Hay algún cuentista local que merece un reconocimiento extra?
Creo que se ha hecho justicia a la mayoría de los cuentistas de larga trayectoria. Todavía no sabemos si alguno de los cuentistas de la 'generación del milenio', de la cual soy el más joven, ameritará un reconocimiento futuro. En vez de cuentistas, sería mejor honrar cuentos extraordinarios: por ejemplo, A orilla de las estatuas maduras merece más reconocimiento; pero La Boina Roja, también de Sinán, recibe alabanzas exageradas.
¿Te ha sido fácil o difícil publicar alguna de tus obras?
Relativamente fácil. Mis dos primeras obras, sin mayor mérito literario, fueron publicadas con recursos propios. La tercera fue publicada en Cuadernos Marginales, por el mérito de una Mención Honorífica, con costo bajísimo. Pretendo ser muy selectivo con mis publicaciones futuras. En Panamá, las opciones para publicar están mejorando.
¿Dejarás algún día tu carrera de ingeniero para dedicarte de lleno a las letras?
Sacrifiqué mucho para especializarme en logística en el extranjero. Las letras pagaron parte del precio: no publiqué nada en cinco años. Aunque pienso seguir especializándome en logística, me he prometido trabajar simultáneamente en el desarrollo de mi técnica cuentística. No abandonaré la profesión. Aspiro a ser, no un buen ingeniero que escribe, sino un buen escritor que se gana la vida como ingeniero.
Roberto Pérez-Franco es el miembro más joven de la Junta Directiva fundadora de la Asociación Panameña de Escritores.
15/Feb/2005