¡Genio!

Con la notable excepción de los partidos de la Copa del Mundo, no soy amante del fútbol televisado. La Liga Española, por ejemplo, me tiene sin cuidado. Sin embargo, el genio tiene un destello inconfundible que incluso los legos como yo distinguimos claramente.

En un partido del Barcelona contra el Villarreal, Ronaldinho convirtió un gol que es a todas luces una obra maestra, tal vez - en mi modesta opinión - uno de los goles más hermosos de la historia.

Estando a pulgadas del fuera de lugar, recibió un pase largo, que detuvo con el pecho. Girando hacia afuera, Ronaldinho disparó el balón hacia el marco con una media chilena, bañando al defensa y metiéndolo justo entre las manos del arquero y el palo horizontal.

Ronaldinho no podía ver el marco cuando pateó, ni podía saber los movimientos del defensa y el arquero. Pero su giro en el aire, en la dirección contraria a la que el sentido común hubiese indicado, tiene tal gracia, tal elegante sencillez, que denuncia a gritos ser la obra de un maestro. Jamás había visto un gol tan espectacular.

Roberto Pérez-Franco
27/Nov/2006