el quinto laberinto
Toco tus dedos frágiles con mis grandes
y toscos dedos. Beso tus uñas blancas,
capas de nácar sobre tu carne tersa...
¡son tus manos dos gaviotas en el viento!
Acaricio tu cabello con mis grandes
y toscas manos. Beso estas hebras largas,
red de oro que me atrapa y roba mi fuerza...
¡tu cabello es mi bandera y sentimiento!
Rozo tus labios trémulos con mis grandes
y toscos labios. Beso pétalos rosa,
juega mi lengua junto a tu lengua adversa...
¡es tu boca nido donde me caliento!
Tu belleza te permite que me mandes,
como al corcel la mano vigorosa.
En tu esplendor mi mente está inmersa...
¡qué puede compararse al amor que siento!
Roberto Pérez-Franco