una mirada

Si quieres puedes quitarme tu sonrisa,
pues aprenderé a vivir sin ella

Puedes quitarme tu voz
y no decirme jamás una palabra

Puedes quitarme tu voluntad y tu aprecio,
puedes quitarme tu confianza

Niégame la voluptuosa y exuberante
belleza de tu cuerpo

O la tersura de tu piel,
o la miel de tu boca
Ni eso importa tanto...

Déjame, si te place,
que muera lejos de tu alma
y tus caricias
y tus palabras

Pero, por piedad, te lo ruego...
¡nunca me niegues una mirada!

Roberto Pérez-Franco