ajena
No me preguntes,
bella mía,
por qué me he enamorado de ti
si hay otro hombre a tu lado,
pues no lo sé.
¿Acaso tiene el amor una razón?
¿No es el amor como el fuego,
que sin aviso nace en el bosque
y lo consume sin su consentimiento?
¡Qué no diera por ser
inmune a tus encantos,
extraño a tus virtudes,
ajeno a tu mirada!
¡Qué no diera por que fueses
inmune a mi misterio,
extraña a mis anhelos,
ajena a mi amor!
No me culpes por amarte a destiempo,
ni te culpes por amarme más que a él.
¡Más bien ámame como yo te amo!
Ámame en silencio,
bella ajena,
bella mía,
y esperemos...
Roberto Pérez-Franco