vete

Una vez más, bella,
me has herido muy adentro,
y me has quemado
con la escarcha helada
de tu desprecio

¿No fuiste tú la que robó mi corazón?

¿Para qué lo robaste?
¿Fue acaso para herirlo?
¿No te cansas de romperlo en pedazos?
¿No te duele mi dolor?

Aparta de mí tus ojos bellos,
aleja de mí tu boca suave,
quita de mi vista tu cuerpo hermoso,
calla esas palabras dulces y falaces,
vete tú, toda entera,
¡vete para siempre!

Nunca más me herirás
con el fragor furioso
de mi propio amor rechazado,
pues decidí no sufrir más
en nombre de tu desdén;
así que vete y déjame solo

Tu recuerdo me basta
para vivir en silencio

Roberto Pérez-Franco