equilibrio

El amor del cuerpo es pasión. El amor de la mente es admiración. El amor del alma es entrega.

Nuestro amor de cuerpo, ardiente y divino en su pasión, está cimentado en el respeto.

Nuestro amor de la mente, activo e incansable en su crecimiento, está cimentado en la convivencia armoniosa y en la confianza.

Nuestro amor del alma, sereno y profundo en su silencio, está cimentado en la más verdadera unión: la unión espiritual.

Hasta el bendito día en que nuestras almas sean libres de sus ataduras materiales, debemos cuidar que el equilibrio entre los tres sea perfecto. Para no caer.

Roberto Pérez-Franco