más que hermosa

"Ella es hermosa", me dijeron. Yo pensé en silencio: hermosa y quieta, como luz de luna; hermosa y dulce, como arrebol de verano; hermosa y simple, como una melodía.

Quise ir a verte. ¡Ah, qué errado estaba, cuán lejos de imaginarte!

Eras mucho más que hermosa: eras divina. Mi corazón se renovó en ti, como fuego en la hojarasca.

No podré olvidar esos pequeños puntos de luz que brillaban en tus ojos, perlas negras sobre nácar, dagas inmisericordes...

No podré olvidar la sonrisa amplia, sincera, de tus labios rojos, ni la expresión de temor y ansiedad que dibujaban...

No podré olvidar el suave bamboleo de tu cuerpo, cadencia de rosa, cuando bailabas...

No podré olvidarte, bella. Ni quiero hacerlo.

Roberto Pérez-Franco