La mujer que anhelaba un lujo
Una mujer muy pobre se quejaba de tener que comer todos los días lo mismo: arroz con arvejas amarillas. Así que decidió ahorrar todo el dinero que pudiera durante un año y al cabo del año ir al restaurante más fino de las ciudades cercanas para darse el lujo de comer un platillo exótico.
Al final del año, a costa de muchos sacrificios, reunió una considerable cantidad de dinero. Le pidió a su vecina un lindo vestido prestado para la gran ocasión, y se arregló lo mejor que pudo. Viajó a una la ciudad cercana más grande y buscó el restaurante más lujoso del lugar. Al fin se decidió por un restaurante italiano que tenía fama por su cocina excelente, y por sus precios exagerados.
La mujer se sentó a la mesa, llamó al mesero y le pidió el menú. Los nombres de los platillos estaban en italiano y la mujer no los entendía, así que ordenó el platillo con el nombre más exótico que encontró: Risoto a la Veneciana.
A los quince minutos, el mesero le trajo a la mujer un plato de arroz con arvejas amarillas y se lo puso enfrente.
- ¿Qué es esto? - gritó la mujer, histérica.
- Esto, madonna, es Risoto a la Veneciana - contestó el mesero sonriente.
Roberto Pérez-Franco
1995
Este minicuento fue publicado en el suplemento literario 'Palabras Sueltas'.