La logística y el futuro económico de Panamá

Panamá podría explotar para su beneficio el creciente interés que tienen muchas empresas internacionales en optimizar sus operaciones logísticas. Una manera fácil de hacer esto es construir en nuestro territorio múltiples parques logísticos intermodales, con tecnología de punta, que incluyan actividades de valor agregado. Un parque logístico intermodal es un área destinada a actividades industriales y de servicios. Se le llama logístico porque en él se desarrollan actividades de valor agregado cruciales para las cadenas de suministro de sus participantes, como lo son el ensamblaje, reconfiguración, empaque, consolidación y almacenaje de productos. Se le llama intermodal porque los productos pueden ser introducidos y retirados del área mediante más de un modo de transporte (marítimo, aéreo, carretera, ferrocarril, tubería, etc.)

Singapur nos brinda un ejemplo que deberíamos imitar. Con más población y mucho menos tierra que Panamá, Singapur ha dejado atrás el subdesarrollo y en cuatro décadas se ha convertido en un país de primer mundo mediante una estrategia de desarrollo definida que incluye a la logística como uno de sus pilares principales. Encontramos otro ejemplo reciente en la ciudad de Zaragoza, capital de la comunidad autónoma de Aragón, en España, la cual decidió hace cinco años atrás desarrollarse a través de la logística, construyendo un parque logístico intermodal equidistante de Barcelona, Madrid, Bilbao y Toulouse, que hoy en día ya se perfila como un polo logístico en el continente Europeo.

Panamá tiene mucho más potencial que Singapur y Zaragoza: tiene una ubicación estratégica óptima para el comercio global, un canal y un ferrocarril interoceánicos, puertos y aeropuertos internacionales, un centro bancario internacional, el dólar de los Estados Unidos como moneda de curso legal, y la zona libre de comercio más grande del hemisferio. No hay razón para perder más tiempo: Panamá debió empezar a desarrollar su inmenso potencial logístico hace décadas.

Transporte y logística no son lo mismo. Actualmente nuestro país sirve de lugar de paso a naves y contenedores, pero deriva de esta actividad un beneficio inferior al que obtendría si, en vez de ser un simple puente que contempla pasivamente al comercio mundial pasar por su cintura, se convirtiera en un agente activo en las cadenas de suministro internacionales, agregando valor a los productos que por aquí transitan, mediante actividades como el reempaque, etiquetado, manufactura ligera, ensamblaje, modificación o reconfiguración de los productos, consolidación de la carga, entre otros. Las posibilidades son infinitas.

El gobierno nacional tiene la oportunidad histórica de desarrollar una estrategia logística que lleve al país a ser no sólo el puente del mundo, sino también su corazón logístico. Un plan así debe encuadrarse en una mega-estrategia económica para el desarrollo nacional que incluya otras las áreas relevantes, como el sector bancario, los aeropuertos y puertos, el Canal, la Zona Libre y las áreas revertidas. De esta forma, los parques logísticos intermodales no competirán contra otra parte de la economía nacional, sino que la complementarán.

En mi opinión, lo que le falta a Panamá para seguir el ejemplo de Singapur y Zaragoza, es el ser una plataforma transparente, estable y libre de corrupción que invite a la inversión en megaproyectos logísticos. Cuando nuestro país se decida a ser tal plataforma, será fácil obtener capital para financiar los parques logísticos intermodales que generarán puestos de trabajo y riqueza para el país, sin representar desembolsos prohibitivos para el Estado, el desplazamiento de campesinos, o la inundación de parte importante de nuestra tierra. Falta, pues, que nuestro gobierno tome la decisión que Singapur y Zaragoza tomaron, y que se comprometa a mantenerla como política de estado, al margen de los intermitentes cambios políticos que se dan en democracia.

Roberto Pérez-Franco
20/Jul/2004