Nota en el aniversario del JDC
El Colegio José Daniel Crespo está de aniversario. Dos décadas han pasado desde que vestí su insignia. Viéndolo de fuera, pareciera ser otro. La gran mayoría de los estudiantes que se despiden este año de sus aulas no habían nacido cuando yo hice lo mismo. Muchos de mis profesores se han jubilado; otros han muerto. Incluso la fachada ha cambiado.
Y sin embargo, aun lo siento mio. Mi colegio. Sospecho que su esencia se mantiene intacta, como se mantienen algunos de mis profesores, dictando las mismas clases que ayudaron a formarme. La idea de fondo, quiero pensar, permanece. La idea de que en Chitré, en el corazón mismo de Azuero, se puede obtener casi gratis una educación secundaria que no es segunda a ninguna en el país. La idea de que hay talento en nuestro suelo, y que es una tarea sagrada el cultivarlo.
El José Daniel siempre fue para mí un templo de puertas abiertas, de brazos abiertos, de mentes abiertas. Hubo suficientes retos y oportunidades para permitirme crecer a mis anchas. Si soy algo hoy, si algo llego a ser en mi vida, lo deberé en no pequeña parte a mi Colegio. En este aniversario acaricio recuerdos aun frescos de años ya distantes. Y me sé parte de una legión de egresados, de un tropel - nunca rebaño - orgulloso del fierro que portamos en el pecho, JDC, marcados para siempre como hijos suyos.
Roberto Pérez-Franco
26/Jul/12