Carta a Mingo
Mingo,
Le envío lo que le prometí el otro día: una lista con sugerencias para el proyecto que trae entre manos, el Colegio de Líderes, el cual me parece una obra hermosa y necesaria. Mis sugerencias son las siguientes:
1) Liderizar es servir y amar. Lo primero que debe enseñarse a estos jóvenes líderes es el significado del liderazgo. Liderizar significa servir a los demás con amor. Quien no ama no es líder. Quien no sirve no es líder. Para convertir a un líder en potencia en un líder en la práctica, por lo tanto, éste tiene primero que aprender a amar y luego a servir en virtud de este amor. Un buen líder ama y sirve sin esperar recompensa.
2) Valorar el honor. Debe enseñarse a los jóvenes líderes a valorar sus pensamientos, sus palabras y sus acciones, pues de ellas depende su honor. Un hombre sin honor no puede ser un líder. ¿Y qué es tener honor? Ser digno de confianza. Un buen líder, como un boy scout, cifra su honor en ser merecedor de la confianza de sus seguidores.
3) Preferir siempre la paz. Debe enseñarse a los jóvenes líderes a preferir siempre, en las encrucijadas que encontrarán, la opción pacífica en lugar de la opción violenta. Todos aquellos que llevan a cabo obras y ejercen liderazgo sobre un grupo encuentran en su camino obstáculos que deben ser superados. Con frecuencia existen dos maneras de superar el obstáculo, una de las cuales es pacífica y la otra es violenta. Siempre la pacífica es la mejor. Debe, por lo tanto, enseñárseles a preferir la paz como la mejor solución a todo problema y como la mejor manera de superar todo obstáculo. Un buen líder prefiere siempre la paz.
4) Trabajar en equipo. Debe enseñarse a los jóvenes líderes a trabajar en equipo, con sabiduría y paciencia, explotando siempre lo mejor de cada miembro del equipo. Los hombres tienen iguales derechos, pero no iguales talentos. A cada uno de nosotros el Señor nos da un don. Y es éste don especial y único el que un buen líder explotará en nosotros, haciéndonos alcanzar nuevas alturas y trazándonos metas más ambiciosas cada vez, metas específicas para nuestra capacidad actual y nuestro potencial particular. Un buen líder sabe hacer trabajar a un equipo a su máxima capacidad, y en armonía.
5) Creer en Dios. Debe enseñarse a los jóvenes líderes a vivir en una permanente búsqueda interior de la verdad, y a reconocer en su entorno la presencia de Dios. Creer en Dios brindará fortaleza en los momentos difíciles, reconfortará el ánimo abatido en el fracaso y preservará la humildad en el éxito. Un buen líder cree en Dios y esta fe, fuerte e inquieta, le fortalece.
6) Respetar la Naturaleza. Debe enseñarse a los jóvenes líderes a ser cuidadosos del entorno que sostiene sus vidas. Enseñarles a valorar el agua limpia, el aire puro, la selva vírgen, el equilibrio entre todas las cosas. Deben aprender que hay una manera de conseguir progreso y bienestar para los hombres en armonía con la Naturaleza. Deben aprender a amar lo natural, y preferirlo sobre lo artificial. Un buen líder crea sus obras en armonía con la Naturaleza.
7) Ser responsable. Debe enseñarse a los jóvenes líderes que lo que distingue a un niño de un hombre es que el hombre es responsable de sus obras. Estos jóvenes con liderazgo deben aprender a meditar sus acciones antes de llevarlas a cabo, y a afrontar las consecuencias una vez que han procedido. Un buen líder es responsable de sus palabras y sus actos.
8) Libertad, fraternidad e igualdad. Debe enseñarse a los jóvenes líderes el significado profundo de estas tres palabras. Un buen líder respeta la libertad de todos los seres humanos, y su sagrado derecho a escoger la forma en la cual vivirán sus días. Un buen líder ve en cada hombre a un hermano. Un buen líder sabe que todos los hombres tienen iguales derechos y valen lo mismo ante Dios.
9) No temer a las alturas. Debe enseñarse a los jóvenes líderes a no temer el sobresalir dentro del grupo. Un líder será siempre una persona sobresaliente, excéntrica y extraña para su medio. Debe enseñarse a los jóvenes a no temer al sentimiento de soledad que experimentarán en algunos momentos. Un buen líder no teme destacarse, y procura siempre que su liderazgo engrandezca también a sus seguidores.
10) Respeto a la opinión ajena. Debe enseñarse a los jóvenes líderes a creer en sí mismos más que en nadie, y a defender su opinión con fortaleza y valentía. Y al mismo tiempo, debe enseñárseles a respetar la opinión propia tanto como la ajena; a no ofender a los demás ni ridiculizarlos nunca, sino el escuchar con atención y aprender de los demás. Un buen líder escucha y respeta la opinión de los demás, y busca la verdad por encima de todo.
Con mis mejores deseos,
Roberto Pérez-Franco
24/Mar/1999