El talento existe
A continuación las respuestas brindadas por Roberto Pérez-Franco en una entrevista realizada via correo electrónico por Carlos Atencio-Atencio, editor de la revista literaria 'Palabras Sueltas', en relación al presente del cuento en Panamá.
Atencio-Atencio sintetizó estas ideas, junto con las de Jaramillo Levi y otros, en el artículo "¿Qué cuenta el cuento?", publicado en la sección Estilo de vida del diario El Panamá América el 12 de octubre de 2006.
¿En qué punto se encuentra el cuento panameño?
El cuento literario moderno es un género joven. En la literatura panameña, aunque se han escrito narraciones desde hace mucho tiempo, la consistencia de la ficción corta es más reciente. La mayoría de edad la alcanzó, posiblemente, a partir de Sinán. Hoy estamos en un buen momento, donde el cuento está consolidado como género serio, con más cultores que ningún otro. Pero el cuento panameño todavía está, en gran medida, buscándose a sí mismo. Eso es, tal vez, lo que lo mantiene tan activo.
¿Qué ha cambiado? ¿Compartes la opinión de que el cuento de antes era mejor?
Muchos de los llamados cuentos, tanto de antes como de ahora, en realidad no son cuentos literarios modernos. Ahora bien, comparando los mejores cuentos de hoy con los mejores cuentos de hace siglo y medio, ha cambiado casi todo: fondo y forma. Cambios semejantes han sufrido los cuentos en literaturas de otros países. Pero no creo que sea válido decir que el cuento de antes era mejor. Una joya es una joya: el mejor cuento de Sinán seguirá siendo admirado durante siglos. Lo mismo puede decirse de una obra maestra de Jaramillo Levi. Creo que el cuento actual es más interesante, porque hay una mayor oferta, y mientras más ostras revisas, más probable es que encuentres una perla.
¿Crees que la temática actual ha ido desgastando el cuento?
Creo que sí hay ciertas taras en los estratos menos pulidos del cuento panameño actual, las cuales se reflejan en la temática, pero no se originan ni se limitan a ella. La causa, creo yo, hay que buscarla en las dimensiones reducidas del Istmo. Por muy grande que se sienta en el corazón, Panamá es limitado en muchos sentidos. Eso tiene ventajas, incluyendo la relativa facilidad con que un escritor de talento puede ganarse un premio nacional de cuento. Pero tiene desventajas, entre las cuales menciono dos. Primero, algunos escritores sobresalientes a veces parecen ganarse todos los premios con obras tan semejantes que parecen intercambiables, y esto a la larga mata el propósito de un concurso, que es estimular producción original o de nuevos escritores. Segundo, la polinización cruzada de ideas y estilos entre los cuentistas panameños es tan intensa que se crea una especie de círculo vicioso. Hace falta aire fresco: temas nuevos, estilos nuevos.
Como cuentista joven, ¿qué consideras que debes mejorar?
Las que he identificado como mis mayores debilidades, y me atrevería a asegurar que lo son también de casi todos los demás cuentistas -excluyendo a algunos maestros-, son las dos siguientes: un dominio pobre de la lengua, y un entendimiento limitado de lo que es el cuento. Para aprender bien el lenguaje no hay más alternativa que leer a los buenos escritores y analizar su estilo. Para entender las posibilidades, limitaciones y propósitos del cuento, el mejor camino es leer a los maestros. O sea que la misma medicina te cura las dos enfermedades. Por eso me he propuesto seguir leyendo a los mejores cuentistas del mundo. Mi panteón actual incluye a Borges, Raymond Carver, Frank O'Connor y Heinrich Böll.
Existe un Diplomado de Creación Literaria y varios talleres, pero ninguna universidad ofrece una carrera de escritor. ¿Dónde se hacen los cuentistas?
Gracias a Dios ninguna universidad ofrece una carrera de escritor, porque si no aumentaría el número de personas que se mueren de hambre en nuestro país. De dónde salen los cuentistas es una pregunta interesante. Creo que la sensibilidad hacia lo que llamamos literatura es distinta en distintas personas, y hay quienes nacen con la inclinación de leer. Entre estos, hay quienes también sienten la necesidad de escribir. De ese grupo salen los cuentistas. El resto lo hacen el tiempo, el sudor, la paciencia y la inspiración, que es una especie de retortijón en el alma.
¿Qué opinión te merecen las creaciones de los cuentistas nuevos, incluyendo aquellos egresados del Diplomado?
Hay de todo. Entendamos como cuentistas nuevos a los que han publicado sus primeras obras en los últimos dos años. Hay algunos que prometen muchísimo, como Lupita Quiróz, Rodolfo de Gracia, Erika Harris y Gloria Melania, quienes tienen tanto talento que me hacen pensar que serán parte obligatoria de las antologías de literatura panameña del futuro. Otros no tanto: hay quienes, por el apuro de publicar, se olvidan del objetivo, que es crear literatura, crear belleza. Hago notar que el participar en algún Diplomado o taller ayuda a ampliar la visión del cuento y a ser más exigente con la producción propia, pero no es una varita mágica que hará milagros donde no hay talento. Algunos escritores de primera línea son buenos y se hicieron solos; nunca tomaron ninguna clase. Otros necesitan y se benefician de la ayuda de escritores más adelantados. En todo caso, el talento existe, y se está manifestando.
21/Sep/2006