Primera Olimpíada Panameña de Física
El presente texto corresponde al discurso pronunciado por Roberto Pérez-Franco, a la sazón estudiante de quinto año del Colegio José Daniel Crespo, en el acto de premiación de la Primera Olimpíada Panameña de Física (1992), en la Ciudad de Panamá.
Me ha correspondido el alto honor de expresar las palabras de clausura de las Primeras Olimpíadas Panameñas de Física, en nombre de todos los estudiantes que en ella participamos. Sean estas portadoras de nuestro agradecimiento a los diferentes comités organizadores, instituciones, a los profesores y autoridades educativas, que de una u otra forma tuvieron que ver en la exitosa culminación de este trascendental evento.
El desarrollo del conocimiento humano viaja a una velocidad extraordinaria y casi insospechada, y esto nos obliga a mantenernos al día con los avances de la tecnología y a prepararnos para ser útiles y competentes cuando la patria reclame nuestros servicios. En contraste con esta realidad, están todas aquellas distracciones de la sociedad actual. En la medida en que nos mantengamos activos, ya sea en el deporte o en cualquier rama del saber humano, nos mantendremos alejados de los vicios que hoy corroen a nuestra juventud.
En cuanto a la competencia en sí, ha sido una experiencia extraordinaria. Nos ha sido de mucha utilidad para medir lo que sabemos y también lo que no sabemos. Para muchos de nosotros no ha sido fácil llegar hasta aquí, sobre todo a los que venimos de escuelas públicas. En este punto quisiera aprovechar la oportunidad para hacer una respetuosa sugerencia a las autoridades educativas. Es indispensable uniformar los programas de educación de colegios públicos y privados. En las escuelas oficiales los programas de enseñanza de asignaturas como Física, Química, Inglés, Biología y Matemáticas dejan mucho que desear, pues se han mantenido casi inalterados con el pasar de los años.
La calidad e intensidad de la enseñanza en los colegios públicos no es suficiente base a la hora de ingresar a una universidad. Los estudiantes de escuelas públicas reclamamos que nuestras oportunidades de educación sean iguales a las de los compañeros de escuelas privadas. A eso le llamaríamos nosotros competir en buena lid. A las autoridades educativas les dejamos nuestra inquietud.
A los compañeros que ocuparon los primeros lugares los felicitamos y les deseamos la mejor de las suertes en las Olimpíadas Iberoamericanas. A nuestros profesores nuestra eterna gratitud, ya que sin sus enseñanzas y orientaciones, hoy no estaríamos aquí. A nuestros padres, guías de nuestros pasos, muchas gracias por su incondicional apoyo.
Y, ya para terminar, queremos reiterar nuestro agradecimiento a todos los que creyeron en nosotros y a todos los que contribuyeron para llevar a cabo tan magno evento. ¡Muchas gracias!
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El siguiente texto corresponde al discurso que la Prof. Mercedes de Arosemena, Supervisora Nacional de Física, pronunció en el acto de graduación de Segundo Ciclo en el Colegio José Daniel Crespo el 10 de marzo de 1994.
Señores miembros de la mesa principal, colegas profesores, jóvenes graduandos, señores padres de familia, damas y caballeros:
Aprovecho un breve momento en este solemne acto para expresar un saludo muy afectuoso a nombre de las autoridades del Ministerio de Educación y en especial del Profesor Gilberto Solís P., Director de Educación Secundaria Académica, quien por razones de actividades inherentes a su cargo no se encuentra hoy aquí, como hubiese sido su deseo; es la razón por la cual me pidió que en su representación, expresara sus excusas y su saludo.
En 1992, Panamá celebró las primeras Olimpíadas de Física, en la cual participaron estudiantes de segundo ciclo de las escuelas oficiales y también particulares de todo el país.
Siendo la primera experiencia, suponíamos que los resultados se inclinarían hacia el sector particular en función de que en su mayoría desarrollaban, en ese momento, planes de estudio mucho más actualizados que los del sector oficial.
Sin embargo, el Colegio José Daniel Crespo en la persona de un estudiantes de quinto año y otro de sexto año, nos demostró que nuestra hipótesis inicial no fue la correcta.
Entre los ocho primeros lugares y alcanzando la más alta puntuación de los colegios oficiales de la República de Panamá, se encontraban los estudiantes Roberto Joaquín Pérez Franco y José Barrera.
Destaco la clasificación de Roberto Pérez porque era en ese entonces un estudiante de quinto año, el único estudiante de quinto año que pasó a la etapa final de la Olimpíada, pero que por encima de los estudiantes de sexto año de renombrados colegios de la capital, logró la más alta puntuación del sector oficial en esta justa educativa.
Roberto demostró que los estudiantes de los colegios oficiales de este país, con una buena metodología de enseñanza como la que él recibió de sus profesores en este plantel se pueden alcanzar excelentemente los objetivos del proceso enseñanza - aprendizaje.
En el acto de premiación de la Olimpíada, correspondió a Roberto dirigir la palabra a nombre de sus compañeros y en su intervención, solicitó a las autoridades educativas que se equipararan los planes de estudio de los colegios oficiales y particulares de nuestro país. Con gran agrado puedo decirte hoy, Roberto, que tu solicitud avivó y aceleró la reestructuración de los Planes y Programas de Estudio de los Bachilleratos en Ciencias y en Letras que entraron en vigencia a partir de 1993. Con ellos esperamos elevar la calidad de la enseñanza del sector oficial, tal como fue tu inquietud.
Mi presencia hoy, como Supervisora Nacional de Física y en representación de la Comisión Nacional Organizadora de las Olimpíadas de Física, pretende reconocer el esfuerzo que Roberto realizó en esa Primera Olimpíada, pero también pretende expresarte a ti y a todos tus compañeros que esa experiencia educativa permitió dejar a otras generaciones Planes y Programas renovados que, sin pretender ser lo ideal, iremos perfeccionando en la medida en que sean los estudiantes, los padres de familia, los docentes, en fin la comunidad educativa, los que hagan el llamado de alerta, den la clarinada y motiven permanentemente a las autoridades, en forma respetuosa, a actualizar la enseñanza.
Felicitaciones a ti y a todos tus compañeros, por culminar con éxito esta etapa de sus vidas, mantengan vivo el entusiasmo que demuestran hoy, para su superación personal y por el engrandecimiento de nuestro país. Gracias.
1992