Sembrando ortigas
La posición de Javier Solana a favor de vender armas a China es irresponsable, por decir lo menos. El premier de política exterior de la Unión Europea plantea que China ha progresado en materia de derechos humanos, y con esto justifica el levantamiento del embargo de armas que Europa instaló contra China a causa de la masacre de Tiananmen en 1989. En realidad, cualquier avance en derechos humanos que se haya dado en China no ha cambiado el hecho de que éstos todavía se violan abiertamente en el régimen.
Como muestra, considérese el caso del periodista Zhao Yan, corresponsal del New York Times, quien fue apresado por supuestamente "revelar secretos de estado" al escribir una noticia que predecía el retiro de Jiang Zemin. Este periodista lleva seis meses preso, incomunicado, sin juicio y sin abogado, indefenso contra los desmanes de su propio gobierno. ¿A tal gobierno quiere Solana venderle armas?
En este momento, cuando China recién pasó una ley autorizando el uso de la fuerza si Taiwan se separa, venderle armas a China sería como echarle gasolina a un fuego. Podría iniciar una carrera armamentista, en la cual Europa supliría armas a China, mientras que Estados Unidos se las supliría a Taiwan, desestabilizando por completo el delicado equilibrio actual de Asia. Sería mejor para todos intentar, por caminos no violentos, avances sostenidos hacia una paz permanente.
Semejante postura de parte de Solana me resulta inexplicable. Tal vez aspira a que la venta de armas a China resulte en una inyección de efectivo para Europa, al mismo tiempo que el crecimiento de China como potencia militar resta poder al unipolarismo de Estados Unidos. Esta trespatinada geopolítica es peligrosísima, y los líderes europeos deben resistir la tentación de obtener beneficio económico a costa de la estabilidad mundial.
Por cierto, otros errores - igualmente nefastos - están siendo cometidos por Junichiro Koizumi, primer ministro de Japón, país con una larga historia bélica contra China; errores tales como cambiar el nombre del ejército de Japón para reemplazar su denominación defensiva por una más agresiva, y reinstaurar la enseñanza del nacionalismo en Japón.
Las causas de muchas grandes guerras hay que buscarlas en este tipo de "pequeños" errores estratégicos, como los que proponen Solana y Koizumi. Plantar estas semillas bélicas y esperar como resultado la paz es como sembrar ortigas y esperar que broten rosas.
Este artículo fue publicado en la sección "Cartas del lector" del diario panameño La Prensa, el 24 de marzo de 2005.
Roberto Pérez-Franco
23/Mar/2005