La ventaja de ser bilingüe
Un reciente estudio realizado por el University College de Londres, y divulgado en Nature, viene a corroborar científicamente lo que muchos sospechábamos: que el aprendizaje de un segundo idioma ayuda a desarrollar la parte del cerebro encargada de la fluidez verbal. Se descubrió que las personas bilingües poseen más materia gris en cierta parte del cerebro, y que sus cerebros sufrieron cambios estructurales por la experiencia de aprender un nuevo idioma. Esto podría ayudarnos a entender por qué aprender un nuevo idioma les resulta más fácil a las personas bilingües que a las personas monolingües.
El estudio encontró que la magnitud de los cambios en el cerebro es inversamente proporcional a la edad en que se aprende el segundo idioma: si se adquiere antes de los 5 años, por ejemplo, los cambios son mayores a los que se dan si se adquiere después de los 10 años. Parece ser que hay que agregar el bilingualismo a la lista de favores que los padres les pueden hacer a los hijos para mejorar el nivel de desempeño de sus cerebros, junto al yodo en la dieta y la leche materna. Recordemos que un niño puede aprender hasta cinco idiomas simultáneamente, si cada uno es hablado siempre por el mismo miembro de su familia inmediata (o por el entorno) y si el aprendizaje comienza desde el nacimiento.
Sin embargo, no sólo los niños se benefician de aprender nuevos idiomas. En su libro "Saving your brain" (Salvando su cerebro), el Dr. Jeff Victoroff, un neurólogo educado en Harvard, ha descrito los beneficios que aprender un nuevo idioma ofrece a un adulto maduro. Lo describe como un maravilloso ejercicio para el cerebro, pues ayuda a preservar la salud mental a medida que envejecemos, reduciendo el riesgo de padecer enfermedades mentales como el Alzheimer. Este libro, que recomiendo personalmente, ofrece además dietas y consejos prácticos para conservar las habilidades mentales en edades avanzadas.
Con la excepción de los indígenas (que se ven forzados a ser bilingües para interactuar con la sociedad criolla), pocos panameños de clase media y baja son bilingües. Hablar más de una lengua, generalmente el inglés, es un privilegio de la élite. ¿Qué pueden hacer los panameños de la calle para ser realmente bilingües? Por un lado, pueden invertir grandes sumas de dinero para aprender inglés u otro idioma nacional, en instituciones generalmente privadas. Por otro lado, pueden aprender un idioma fácil como el esperanto.
Aunque muchos que no conocen el esperanto lo consideran el "patito feo" de los idiomas internacionales, quienes lo conocemos bien sabemos que el esperanto es un idioma maravilloso: es regular, flexible y poderoso, y se puede aprender por cuenta propia con una inversión mínima en un libro de texto y un diccionario. Yo lo hice. En mi caso, aunque manejo fluidamente ambas lenguas, hablar esperanto me resulta una experiencia mucho más gratificante que hablar inglés, por los ideales humanistas que el primero representa y el carácter impositivo que el segundo ha adquirido en la actualidad globalizada.
Roberto Pérez-Franco
23/Oct/2004