Dos por uno

La presidenta, Mireya Moscoso, ha dicho que seguirá haciendo política a favor de su candidato presidencial, José Miguel Alemán, los siete días de la semana, porque la ley se lo permite. Igualmente, a través de la ministra Pittí, le ha negado al Defensor del Pueblo y al fiscal electoral Gerardo Solís la información del uso de la partida secreta, estimada en 23 millones de dólares, porque la ley no la obliga a revelar esta información. En mi opinión, ninguna de estas dos conductas beneficia al país.

Al hacer la presidenta campaña política de manera tan intensiva a favor de un candidato, podría estar distorsionando el proceso democrático y descuidando las riendas del gobierno. Un presidente es tal todo el tiempo, no solamente en horas de oficina.

Muchos panameños deseamos conocer el uso de la partida secreta, no sólo de Moscoso sino de todos los presidentes. En el caso de Moscoso, este deseo es doble, porque queremos convencernos de que son falsas las críticas de que Moscoso ha patrocinado con su partida secreta la campaña política de Tito Afú y José Miguel Alemán. Moscoso, al negar la información, parece estar ratificando a sus críticos.

Algunos se preguntan: si la ministra Pittí no iba a revelar ninguna información sobre la partida secreta, ¿por qué razón pidió una prórroga para responder a su solicitud más allá del mes que la ley le otorga? La respuesta parece ser que, como las elecciones están a la vuelta de la esquina, cada día que pasemos esperando, creyendo que recibiremos una respuesta, es un día menos que el candidato oficialista tendrá que cargar el lastre de la afrenta popular por la falta de transparencia de la partida secreta de la mandataria actual.

Parece que la presidenta no comprende que no es suficiente obedecer la letra de la ley si se ignora el espíritu de respeto a la democracia, a la soberanía e inteligencia del pueblo.

Roberto Pérez-Franco
04/Abr/2004