John Kerry en el Senado en 1971

Anoche tuve la oportunidad de ver en el canal C-SPAN, en Boston, el video del testimonio que rindió John Kerry el 22 de abril de 1971 en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos. Este Comité continuaba en ese día las discusiones sobre las propuestas para la terminación de la guerra en el Sureste Asiático. El presidente del Comité era a la sazón el Senador J. W. Fulbright, hombre de paz, corazón humanista y visión de largo plazo, iniciador del programa de Becas Fulbright, del cual orgullosamente soy beneficiario. Este video, grabado hace tres décadas en Washington D.C., es especialmente significativo para el pueblo americano en este momento, por dos razones.

La primera razón es que algunas personas comparan la guerra de Vietnam con la guerra en Irak. Hace un par de días se cumplió el primer año del inicio de la guerra en Irak, y actualmente hay discusiones sobre cuándo y cómo se deben retirar las tropas americanas del territorio irakí, y sobre si hubo una justificación para ir a esta guerra sin la autorización de las Naciones Unidas. Precisamente, respuestas honestas a estas preguntas, junto a consideraciones sobre la economía, el déficit y el desempleo, podrían ser decisivas en las elecciones de final de año.

La segunda razón es que John Kerry, que en ese día de 1971 era un veterano de Vietnam de sólo 27 años, condecorado con una Estrella de Plata, un Corazón Púrpura y otras condecoraciones, herido tres veces en combate, es hoy en día un candidato formidable para la presidencia de los Estados Unidos, que arrasó en las elecciones primarias y que, de acuerdo a recientes encuestas de opinión, goza en este momento de más aceptación que ningún otro candidato a la presidencia entre la población estadounidense.

Kerry inició su declaración señalando que su presencia en el Senado era simbólica, y que brindaba su testimonio no como John Kerry sino como representante de un grupo de veteranos, quienes de ser posible estarían también en el Senado rindiendo el mismo testimonio. No intentaré resumir en este momento el impresionante discurso de Kerry. Me permitiré, sin embargo, acotar que en él se indicó que las tropas americanas cometieron horrores en Vietnam, incluyendo violaciones, destrucción de aldeas, torturas y asesinatos de prisioneros de guerra. En particular, Kerry relató sobre una investigación realizada en Detroit meses antes, donde más de ciento cincuenta veteranos, muchos altamente condecorados, testificaron sobre crímenes de guerra cometidos en Vietnam, "no incidentes aislados sino crímenes cometidos diariamente, con el pleno conocimiento de oficiales a todos los niveles de mando". Relata que estos veteranos confesaron haber personalmente "violado, cortado orejas, cortado cabezas, conectado alambres de teléfonos portátiles a los genitales de personas y encendido la electricidad, cortado extremidades, explotado cuerpos, disparado al azar a civiles, arrasado aldeas, disparado a ganado y a perros por diversión, envenenado reservas de comida", entre otras atrocidades.

Igualmente, Kerry denunció que el ejército americano empleó armas contra los vietnamitas que, en su opinión, "ni siquiera en sueños habrían sido empleadas en un escenario europeo o fuera del tercer mundo". Esta declaración me recordó comentarios que escuché en la calle cuando era niño, sobre el uso de armas experimentales contra panameños en la Invasión de 1989 en Panamá. Kerry igualmente hizo hincapié en la falta de indignación moral en los Estados Unidos hacia los horrores de la guerra de Vietnam, el racismo dentro del ejército americano (donde proporcionalmente el mayor porcentaje de muertos eran de la etnia negra) y el abandono del gobierno hacia los veteranos, muchos de los cuales sufrían traumas que los llevaban a considerar e incluso cometer suicidio.

Quisiera mencionar una cita de este testimonio que tiene una especial resonancia en este momento que una parte del pueblo americano se pregunta si la guerra en Irak sin la aprobación de las Naciones Unidas estaba justificada. Kerry dijo: "En nuestra opinión, y en base a nuestra experiencia, no hay nada en Vietnam del Sur, nada que podría pasar que realísticamente amenace a los Estados Unidos de América. E intentar justificar la pérdida de una vida estadounidense en Vietnam, Camboya o Laos vinculando ésta pérdida a la preservación de la libertad, que aquellos inadaptados supuestamente abusan, es usar el colmo de la hipocresía criminal, y es la clase de hipocresía que sentimos ha hecho pedazos a este país."

Como dijo el Senador Fulbright al final de la ponencia de Kerry: "No puedo imaginar a nadie comunicándose más elocuentemente que como usted lo hizo. Pienso que es extremadamente útil y beneficioso para el Comité y el país que usted haya hecho una declaración de este tipo". El Presidente Nixon, a quien Kerry había acusado en su discurso de no querer retirarse de Vietnam por evitar ser el primer presidente en perder una guerra, dijo el día siguiente en la Oficina Oval que Kerry "fue extremadamente efectivo" en su discurso, de acuerdo a grabaciones que se conservan en los Archivos Nacionales. Nixon no fue el único impresionado en la Casa Blanca: H.R. Haldeman, jefe de personal de la Casa Blanca, dijo de Kerry: "Parece un Kennedy. Habla exactamente como un Kennedy". Ese día marcó el inicio de la carrera política de Kerry. A partir de ese momento y durante varios meses, el FBI siguió a Kerry, registrando cada uno de sus movimientos públicos, interceptando su correspondencia y las llamadas telefónicas del movimiento de veteranos que él representaba. Al final de la investigación, el archivo del FBI de Kerry contenía alrededor de veinte mil páginas.

Incluyendo el periodo de preguntas, la declaración tuvo una duración de dos horas. Pienso que el texto íntegro de la declaración de Kerry es de tal importancia para la historia de los Estados Unidos que debería ser de lectura obligatoria en las escuelas secundarias del país, cuando los estudiantes revisen el capítulo de la historia en el que se discute la guerra de Vietnam. No hay substituto para el texto original, por lo cual invito a los lectores interesados a consultarlo directamente en la página web de C-SPAN.

Para terminar, quiero decir que a muchas personas en 1971 - políticos, periodistas y espectadores - les impactó profundamente la humildad, la elocuencia y el aplomo del joven Kerry, quien se mantuvo sereno y al mismo tiempo grave durante su declaratoria en el Senado. A mí me impresionó su inteligencia en las respuestas y su capacidad de comunicación. En mi opinión, esta declaración que hace un tercio de siglo dio fe de la realidad de Vietnam, sirve hoy también para dar fe del carácter de John Kerry, un hombre que conoce de primera mano los horrores de la guerra, pues tuvo el coraje de ir al campo de batalla, y que mostró aún más valentía cuando a su regreso brindó su testimonio y abogó por la paz.

Roberto Pérez-Franco
22/Mar/2004