Mi promesa
Durante seis años me he preparado, con estudio y trabajo, para adquirir los conocimientos de una rama de la Ingeniería. Mi mente está lista; y mi corazón, brioso. Hoy obtengo, finalmente, mi diploma. Al recibirlo me pregunto qué haré con lo que he aprendido, qué uso daré a mis conocimientos. Es un día especial, pues decidiré el rumbo que daré a mi vida profesional. Por ello, quiero hacer una promesa, ante las generaciones futuras y ante mí mismo; y quiero dejarla por escrito, para que mis hijos me juzguen por ella.
Prometo usar mi conocimiento en pro de la paz. Reconozco que la capacidad de estudiar, conocer y modificar la naturaleza mediante la ciencia y la tecnología, es una cualidad especial y valiosa que usaré únicamente para procurar el bienestar, la paz y el progreso de todos los seres humanos.
Acepto mi compromiso con las generaciones futuras. Declaro que mi meta es contribuir para que las siguientes generaciones reciban una humanidad mejor, que sea científica, tecnológica y moralmente más avanzada, y que trabaje unida, en forma pacífica y próspera para el bienestar de todos los seres vivos, conservando al planeta como un lugar propicio para la vida.
Prometo respetar la libertad. Declaro estar convencido de que ningún ser humano o pueblo tiene derecho a imponer su sistema o ideas sociales, políticas, económicas, filosóficas o religiosas a ningún otro ser humano o pueblo. Es un derecho inherente a cada individuo el vivir su vida libremente, y basado en sus propias convicciones, respetando el mismo derecho en los demás.
Considero que la guerra degrada al hombre, y que ninguna guerra - de cualquier índole - traerá como fruto la paz. Por ende, no participaré en ninguna forma en la invención, desarrollo, perfeccionamiento o producción de ningún tipo de arma o equipo bélico, ni colaboraré con ninguna guerra, genocidio o represión, en ningún lugar o momento.
Pienso que la ciencia, la ingeniería y la tecnología deben ser hermanas de la paz.
Esta es mi convicción, esta es mi promesa, y consagraré mi vida a cumplirla. Viviré - y si es necesario moriré - por la paz, pero nunca mataré en su nombre.
Roberto Pérez-Franco
29/Nov/2001
Este artículo, basado en la Resolución PAX, apareció publicado en la sección de Opinión del diario La Prensa el 1 de diciembre de 2001.