La relatividad del tiempo

Einstein lo dijo hace casi un siglo: el tiempo es relativo. ¿No me crees? Tengo dos pruebas contundentes.


Primera prueba: La Heroica Villa, 8:00 AM

Me subo en mi carro y enciendo el radio. Noticias. Entrevistan a la Directora Nacional de Pasaportes.

Periodista: - ¿A qué se debe la problemática actual en la expedición de pasaportes?

Directora: - Se debe a que los panameños dejamos siempre todo para el último momento, y hay demasiadas personas sacando pasaporte en este mes.

Me pregunté a mí mismo si la honorable había dicho lo de dejar para última hora refiriéndose a la Dirección de Pasaportes o a la ciudadanía indocumentada en general. Mi duda fue respondida en seguida.

Directora: - Si los que ahora están sacando pasaporte los hubiesen sacado hace tres meses, este problema no se hubiese dado.

¡He ahí! Los que esperaron al último momento fueron los de la Dirección de Pasaportes, quienes no han aprendido en nueve décadas de vida republicana que el mes de enero no es igual a todos los demás meses, y que los panameños no somos suizos. Pero eso tiene una explicación: para la Dirección de Pasaportes el tiempo transcurre en espiral invertida, con su propio calendario gregoriano modificado según los memorandos internos de la institución.


Segunda prueba: Chitré - 9:30 AM

Camino por la calle, esperando que un taxi pase para hacerle señas. Pasa un taxi. Le hago señas. Se detiene. Me subo en el taxi. En el radio, un programa de comentarios.

Comentarista 1 (con tono de orador y con acento español): - ...y un día como hoy, hace dos mil veintitrés años, los reyes magos le llevaron regalos al niño Jesús, en Belén.

Comentarista 2 (con tono de pregunta tonta): - ¿Por qué hace dos mil veintitrés años?

Me robó las palabras de la boca, pensé. Y esperé ansioso la respuesta.

Comentarista 1 (con tono de maestro de primaria español): - ¡Hombre, porque la era cristiana se empieza a contar desde la muerte de Jesús, no desde su nacimiento.

Eso no es cierto, le dije al taxista. Él me miró con cara de espanto. Yo seguí: La era cristiana comienza a contarse desde la fecha de nacimiento de Jesús. Es cierto que la fecha que se tomó como inicio tiene un error de cuatro a siete años, pero eso es otra cosa. De todas formas, no son dos mil veintitrés años.

El taxista, como quien le aclara a un niño que dos más dos son cinco, me respondió (con acento español): Es que eso es allá en España.

¡Claro!, pensé, ¿Cómo no me dí cuenta? En España van más años que acá. Debe ser por los avances de la Globalización. Definitivamente, el tiempo es relativo. Hice cuentas mentalmente, tan rápido como pude, y pensé que bajo ninguna combinación matemática se podía obtener que los reyes hubiesen visitado al niño recién nacido hace dos mil veintitrés años. Pero no permití que mi ignorancia me confundiera, ¡no señor! Respeté el genio español, regido por su propio tiempo independiente. La explicación de mi imposibilidad matemática es otra, mucho más sencilla: la matemática también es relativa.

Roberto Pérez-Franco
06/Ene/1999