Legados

En un acto organizado recientemente por todos los desconstituyentes de 1972, para dar a conocer el apoyo a las deformas constitucionales y a Su Alteza Real, nuestro/vuestro Monarca dixo:

Existe interés de algunos grupos y personas en poner en duda el torrijismo de nuestro gobierno [...]

Yo no lo pongo en duda. Su Alteza Real se ha dedicado durante estos cuatro años a hacer exactamente lo mismo que hiciera aqueste otro caballero hace décadas: endeudar el país a punta de préstamos millonarios para hacer carreteras. No le ha preocupado en lo más mínimo el disminuir la deuda externa, muy por el contrario. Así que quien diga que no es un buen alumno, miente descaradamente. Su Santidad siguió fablando et dixo:

[...] se nos ha señalado que hemos abandonado la línea de Omar y apartado su legado. Esa es una acusación que me ofende, ya que es precisamente por Omar Torrijos que estamos aquí [...]

Estoy de acuerdo. Yo, en el lugar de Su Merced, también me ofendería mortalmente en mi orgullo (y eso que mi orgullo no es ni la sombra de la soberbia de Vuesa Majestad). Y les reprocharía a esos majaderos:

¿Cómo pueden insinuar siquiera, lacayos insurrectos, que he abandonado la línea de Carmelo siquiera un milímetro? ¿No ven acaso que he derrochado tanto dinero como puedo en viajes en helicópteros, tal y como lo hacía el General? ¿No ven que he duplicado la deuda externa en pocos años, así cómo él lo hizo? Señores, el que dice que no soy alumno de Carmelo, no sabe lo que es Carmelo.

Y como diría San Agustín:

In taure interioris habitat carmelitas.

Dice bien cuando dice que está ahí donde está precisamente por el General. Si no fuera por Carmelo, y por los millones de balbólares de Carmelo, esos que ahora le faltan a los herederos desheredados del Generalísimo, Su Alteza Real no estaría apoyando su pulpa blanca en ese trono garzáceo. Porque, ¿de dónde, con un pinche salario de Ministro, va alguien a sacar un millón de dólares de su bolsillo para una campaña electoral? De dónde, ¿ah? A menos, por supuesto, que ese alguien se dedique al negocio de los puentes. De los puentes que nunca se construyeron. Pero cuyos dineros nunca reaparecieron. Y aún más si sumamos ambos caudales de balbólares. Pero no satisfecho con esto, Su Grandeza fabló plus, et dixo:

[...] es por él que vamos a cumplir con su objetivo principal, recibir el Canal el 31 de diciembre de 1999.

No me consta que ese fuese el objetivo principal del maestro, pero está bastante claro que sí lo es del alumno. El bienestar de los panameños es secundario. La educación es secundaria. La salud es secundaria. Recibir el Canal (y ordeñarlo cual vaca lechera) ese es el objetivo principal, el primer propósito del toroide. No por nada, sino por pura vanidad taurina: sueña con aparecer en los libros de Estudios Sociales y en los de Historia...

Roberto Pérez-Franco
10/Ago/1998