El crucifijo de oro
Cada vez que veo un crucifijo, una pregunta surge en mi cabeza: Dado que Jesús era un hombre jovial y una bella persona, ¿por qué sus seguidores le recuerdan con un símbolo tan triste como lo es la cruz donde murió? Ese símbolo, más que recordar su vida, recuerda su muerte. A mi parecer, la muerte de Jesús no tiene sentido si no recordamos primero el sentido que tuvo su vida. Preferiría representar a Jesús con una sonrisa, con una puerta, con un sol, con un pez (como la iglesia antigua lo hacía) o con otra cosa, menos una cruz.
Ahora bien, si el crucifijo es de oro, otra pregunta surge: Si Jesús rechazó la riqueza material en tan reiteradas ocasiones, ¿cómo un seguidor y discípulo suyo puede colgarse del cuello un crucifijo de oro? A mi entender, esto es una contradicción. Es como si un "Amigo de los animales" se vistiera con un abrigo de piel de zorro plateado. Me pregunto si estas personas que portan crucifijos de oro, serían capaces de regalar - en nombre del amor que predicó el crucificado que llevan colgando en el cuello - esta joya a un pobre mendigo o mendiga para que la vendiesen y se comiesen un plato de comida caliente.
Eso me pregunto.
Yo tuve una vez un collar con crucifijo de oro. Me lo regaló mi abuela Mam cuando hice la primera comunión. Cuando entendí, años después, que 'Jesús' y 'Joya' son palabras antónimas, regalé tanto el collar como el crucifijo, y me sentí mucho más libre y más cerca de las enseñanzas del galileo una vez que me hube librado de aquel ancla dorada.
Roberto Pérez-Franco
08/Abr/1998