Colorín Colora'o
Triste noticia. Muy triste en verdad. Nos tomó a todos los habitantes del mundo por sorpresa. Probablemente porque todos los habitantes del mundo todavía creemos que los ricos y famosos son inmortales. Podemos aprender muchas cosas de la vida y muerte de Diana de Gales.
Lección #1: Ser famoso es nocivo para la salud. Diana murió hace unos días. Pero dejó de vivir hace años atrás. Porque estos últimos años no fueron de vida, sino de sufrimiento. Diana no comía tranquila. Diana no se bañaba tranquila. Diana no trotaba tranquila. Diana no se enamoraba tranquila. Diana no se rascaba la nalga tranquila. Porque en todo momento y en todo lugar, había 200 o 300 cámaras de 'papparazis' enfocándola. Eso no es vida. Más a gusto vive una vieja en una casa de quincha en medio de un potrero de Pedasí que Diana de Gales en el Palacio de Buckingham.
Lección #2: La plata no compra la felicidad. ¿Cuánto dinero tenía Diana? ¿Cuánto dinero tenía Al-Fayet? Para nada sirvió: no pudieron amarse tranquilamente; no pudieron disfrutar de la vida juntos. Ahora los dos están muertos. ¿Para qué tanto dinero? El dinero no compra la felicidad. El dinero no compra la tranquilidad. El dinero no compra la vida.
Lección #3: Las fotos no matan; los carros, sí. La próxima vez, querido lector, que te persiga un 'papparazi', mejor haz un alto y regálale tu mejor sonrisa. Una vez que te haya tomado las fotos que quiera, aléjate lentamente en tu Mercedes-Benz. Y recuerda que no hay que abusar del vino del Ritz.
Roberto Pérez-Franco
04/Sep/1997