El pobre Papa
Es pesado. Tanto, que no creo que haya en el mundo cargo más pesado que el de Papa. Primero, por la misma naturaleza del cargo: ser representante de Dios en un mundo que vive para el diablo debe ser en extremo fatigoso. Segundo, porque se es Papa para todos los pueblos católicos de la tierra, así que hay que visitar todos los países y repetir las mismas cosas en todos los idiomas. Y tercero, para rematar, porque es un cargo vitalicio. ¿Papa hasta la muerte? Es poético, por un lado; pero muy difícil por el otro. Creo que el Papa debería ceder el cargo cuando se sienta cansado por la vejez y enfermedad. Después de todo, es humano. Podrá, si quiere, vivir sus últimos días en paz.
Roberto Pérez-Franco
10/Oct/1997